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fuente: perú 21

El brazo en alto y solitario

La lucha solitaria que debemos eliminar

Publicado: 2016-11-03

Las miradas de todos apuntaban a cualquier lado menos al frente, algunos escondían la cabeza en las pantallas de sus celulares y otros volteaban a mirar mi brazo levantando, solo en el aire pero con la convicción de que estaba seguro de mi acción. El profesor había preguntado quiénes estarían dispuestos a marchar el 8 de noviembre para buscar la renuncia de las nuevas autoridades designadas por el Congreso y levanté mi brazo con la convicción de que estaría acompañado en mi respuesta pero mi mano alzada era como el asta de una bandera en la punta de la montaña más alta. Sola pero firmemente incrustada.

El profesor mostró cara de saber que aquello pasaría y yo seguía sin poderme librar de la sorpresa. ¿Cómo no iban a exigir que en un puesto clave del Estado se pusieran a personas verdaderamente capaces de asumir aquellos cargos? No saben la importancia del Banco Central de Reserva dijo el profesor respondiendo a mi duda como si leyera mi mente. Ahí el desinterés de la gran mayoría de jóvenes por lo que pasa en el país se me presentó bruscamente, podría decir que incluso lo sentí como un golpe. 

Salir a marchar es una de las muestras de participación ciudadana fundamental cuando en una democracia aquellos que han sido elegidos por voto popular olvidan sus obligaciones y usan ese poder otorgado para su conveniencia, pero salir a marchar unos cuantos demuestra que la gran mayoría se siente feliz siendo burlada, siendo insultada de la manera más descarada posible. Nos toca a todos motivar a todos a hacerse respetar, no incursionar en la política directamente sino demostrarle que aunque no lo deseen muchas de las decisiones que los congresistas toman afectan de manera directa nuestras vidas, a corto o largo plazo pero lo hacen.

A todos aquellos que nos sumamos a la marcha del martes 8 de noviembre debemos no solo ir a marchar en busca de una correcta designación de autoridades sino que, además, debemos buscar que este caso sirva para explicar a todos aquellos que creen que esto no los involucra que en realidad sí les afecta tanto a ellos como a los 30 millones de peruanos restantes. A través de la conversación, ese bien de la humanidad vuelto hoy privilegio para unos cuantos, lograremos que poco a poco los peruanos recuperen el respeto por si mismos y permitan que los otros peruanos que están por venir vean que nacieron en un país menos caótico gracias a que un día sus padres decidieron salir de su zona de confort.


Escrito por

Carlos Oré Arroyo

Simple estudiante de periodismo. Aunque, a decir verdad, el periodismo no se estudia, se vive.


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